Sunday, April 26, 2015

Armando Loaiza Mariaca, embajador ante la Santa Sede “Chile cree que vamos a plantear la mediación del Papa; no es así”

El excanciller Armando Loaiza Mariaca admite que su designación como embajador ante la Santa Sede ha suscitado nerviosismo en Chile, porque "creen que le vamos a plantear inmediatamente la mediación”, pero aclara que el diferendo boliviano-chileno "no es un conflicto bélico ni pone en peligro la paz”, como ocurrió con el conflicto argentino-chileno del Beagle, que motivó la intervención de Juan Pablo II.
"Chile también está exagerando en eso, actúan como si estuviéramos subvirtiendo el orden vecinal e internacional, buscando un cambio de fronteras”, dice el diplomático.
Embajador en el Vaticano hace casi dos décadas, bajo el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, y canciller durante la administración de Eduardo Rodríguez Veltzé, califica la próxima visita del papa Francisco a Bolivia de "trascendente” y confía en que servirá para "limar las asperezas” que se han registrado entre el gobierno de Evo Morales y la jerarquía católica boliviana en los últimos tiempos.
Ud. siempre ha seguido muy de cerca la política del Vaticano. ¿Qué diferencia ve entre Juan Pablo II y el papa Francisco?
Ambos vienen en dos grandes momentos históricos. Juan Pablo II fue uno de los arquitectos de la caída de la Unión Soviética. Era muy místico pero también un feroz anticomunista y se sentía feliz de haber derrumbado a la Unión Soviética. Es un Papa que vino del este, que le tocó la etapa más importante del siglo XX, la del fin de la Guerra Fría.
¿Y Francisco? ¿Es tan renovador como se dice?
Yo diría que su principal documento, un documento formidable, es la Carta de Aparecida, de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam) de 2007. Él era un miembro muy allegado del Celam. Prácticamente fue el redactor principal de la carta y ahí plantea una Iglesia renovada, cercana de los pobres. Él no es un activista político en el sentido de la Teología de la Liberación, él cree más bien que el sacerdote tiene que ser básicamente predicador. Es amplio en la doctrina, pero también respeta la estructura de la Iglesia. En ese documento está muy bien expuesta su posición política y social, muy avanzada, de cuestionamiento profundo y de cercanía con los pobres.
¿Cómo ve las reformas que plantea, todavía en lo discursivo, esa apertura en temas que eran antes intocables, como el tema de los homosexuales, el aborto, etc.?
El aborto y la homosexualidad son temas que han hecho crisis en la Iglesia Católica y el Papa no ha tomado una decisión, pero seguramente va a meditar mucho sobre eso y va a pedir el consejo de su entorno. Yo creo que el Papa va a enfrentar todos estos desafíos, como lo está haciendo con la reestructuración de la Curia en el tema administrativo e incluso de la banca vaticana. Él todavía no quiere pronunciarse sobre muchos de estos temas, pero la señal que envía es la de un hombre que va a enfrentar estas cuestiones radicalmente.
Los gobiernos suelen llevar el agua a su molino y quieren ver al Papa de su lado, muy progresista o muy conservador. Evo Morales suele hablar de Francisco como "mi Papa”, como un representante de la Iglesia progresista. ¿Cómo viene Francisco a Bolivia?
Yo creo que el Gobierno ve la parte de la doctrina que expuso el Papa en Aparecida, el Papa que ve las realidades temporales y conoce muchísimo América Latina, un Papa que se acerca a los pobres y se identifica con ellos. Es un Papa digamos progresista. Es un Papa que ha dicho que quiere visitar las cárceles porque sabe que las cárceles bolivianas son las más hacinadas de toda América Latina. Dijo que va a ir donde están los ancianos, los niños, los abandonados y donde están los encarcelados. Él dice que va donde están los desposeídos, pero no dice que no va donde están los burgueses, porque él no politiza.
¿Cómo definiría la misión del Papa en Bolivia?
Yo la veo muy trascendente. Han transcurrido casi 30 años de la visita de Juan Pablo II, en mayo del 88. Desde entonces han ocurrido muchas cosas en el mundo y también en Bolivia. Yo creo que la Iglesia está preparada para reconocer, porque es muy pragmática, no es inmediatista y ve el mundo con otra perspectiva, está dispuesta para reconocer los cambios sociales ocurridos en Bolivia, empezando por la realidad plurinacional. La Iglesia quisiera que se le garantice un respeto mutuo y el desarrollo de las enormes tareas que cumple en el país. Tal vez no se las conoce, pero son cerca de 2.000 obras que tiene la Iglesia en la educación y la salud. El Gobierno sigue teniendo reticencias al respecto.
¿Esa podría ser una fuente de discordia?
La Iglesia no puede abdicar de su tarea social porque tampoco se puede decir que en Bolivia no hace falta su colaboración, que ya no hay pobres y marginados que requieren de su atención. La Iglesia realiza una importante tarea de complementariedad.
¿La presencia de Francisco podría ayudar a eliminar las evidentes y permanentes tensiones entre el Gobierno y la jerarquía eclesiástica?
La Iglesia tiene derecho a pronunciarse sobre las realidades concretas de Bolivia. Eso no lo puede negociar. La Iglesia nos acompaña desde hace cinco siglos, desde las antiguas misiones. Las misiones jesuitas fueron muy importantes. Yo tengo la esperanza de que el Gobierno acepte la misión de la Iglesia, porque el Gobierno ha visto también en los últimos nueve años la realidad, que hay ciertos aspectos sobre los cuales la Iglesia tiene derecho, que está inmersa en la realidad boliviana y que puede hablar sobre muchas cuestiones con mucha propiedad porque está trabajando, por ejemplo, en los temas de la pobreza.
¿Cómo encaja esa misión en un Estado laico?
No hay ningún problema. Es más, yo pienso que incluso podría haber un avance con la renovación del estatus jurídico para que se genere un acuerdo, conocido como concordato. Hay un concordato desde la época del Mariscal Andrés de Santa Cruz, que fue el primer embajador de Bolivia en el Vaticano, donde, dicho sea de paso, fue recibido de manera extraordinaria como uno de los fundadores de la patria. En este sentido, creo que la visita de Francisco será trascendente, en la misma línea de la apertura que se generó con la vista de Juan Pablo II. Aquella fue de seis días, ésta de dos y medio.
Muy corta, ¿verdad?
Yo pienso que sus asesores y médicos no querían que viniera a La Paz, pero él ha decidido venir, no podía dejar de pasar por La Paz. No es verdad que le han quitado medio pulmón, como se dice. Le hicieron una operación muy delicada a los 17 años en la parte superior derecha. Superó muy bien esa afección porque era un hombre joven, muy deportista. Por otra parte, ha estado en Bolivia tres o cuatro veces con sus hermanos jesuitas, quienes conservan muchos recuerdos de esas visitas.
¿Cuál es su misión en el Vaticano? Como excanciller, ¿incluye la divulgación de la posición boliviana sobre el tema marítimo?
Bueno, han surgido algunas versiones, posteriormente matizadas. Se pensó que yo estaba yendo a gestionar una supuesta mediación. El Vaticano participa de las realidades del mundo pero no quiere ser visto como una instancia de resolución de conflictos. Participó en el diferendo argentino-chileno del Beagle, cuando estaba al borde de una guerra, en vísperas de la Navidad de 1978. El Papa interpuso sus buenos oficios, con una inmediación impresionante, que desactivó el conflicto. Pero eso fue excepcional. No estamos en eso. El papa Francisco intervino ahora en el acercamiento de Cuba y Estados Unidos, que empezó de alguna manera Juan Pablo II, quien hizo muchísimo por convencer a EEUU de que Fidel era una realidad, con la que había que contar, y que había una Iglesia Católica muy importante en Cuba. El Vaticano es una instancia de un prestigio enorme, muy fuerte, por su valor espiritual, pero es muy difícil que actúe como una instancia para resolver conflictos. Para eso están otros mecanismos, como la Corte Internacional de Justicia, la ONU, la OEA. Intervino en el diferendo argentino-chileno porque era ya un caso bélico. Yo voy a explicar la política boliviana, el nuevo estatus del Estado Plurinacional para contribuir a un mayor conocimiento del país y, por supuesto, también el tema marítimo, pero en el sentido de que después de la demanda deberá haber una negociación. El Vaticano conoce muy bien el problema marítimo boliviano y tiene una visión más cercana de los débiles por su concepción más humanista. Entonces hay que presentar al Vaticano la versión razonada de nuestra reintegración marítima y que de allí un día pueda surgir una posición del Vaticano al respecto sería otra cosa.
Sin embargo, la visita de Francisco a Bolivia ha creado nerviosismo en Chile…
Claro, porque creen que le vamos a plantear inmediatamente la mediación, pero el diferendo boliviano-chileno no es un conflicto como el palestino-israelí, que en cualquier momento puede convertirse en un episodio bélico. La reivindicación boliviana es un contencioso similar al de Gibraltar. No pone en peligro la paz. Chile también está exagerando en eso, actúa como si estuviéramos subvirtiendo el orden vecinal e internacional, buscando un cambio de fronteras. Yo creo que eso es una exageración y eso el Vaticano lo tiene muy claro, porque tiene una diplomacia muy sagaz, muy bien informada, muy serena, pero también tiene que conocer a fondo en qué consiste la demanda marítima boliviana.

"A Francisco le fascina la religiosidad popular, como la que se vive en Bolivia”
"Francisco es un Papa que conoce mucho la religión popular, como las romerías a Copacabana, esa mezcla barroca que tiene nuestra religión entre lo tradicional de la Iglesia y la devoción del día a día, mezclada con creencias aymaras o quechuas”, dice Loaiza Mariaca, quien ha seguido de cerca la política vaticana y la trayectoria del papado desde que representó a Bolivia ante la Santa Sede hace casi dos décadas.
"La religiosidad popular le fascina al papa Francisco y él reconoce que esa religiosidad tiene un inmenso valor por su sinceridad. Si hubiese tenido más tiempo, yo creo que el Papa seguramente hubiera ido a Copacabana”, agrega. Francisco estará en Bolivia sólo dos días.
Según el excanciller, Bolivia "ha mantenido tradicionalmente una relación muy correcta con el Vaticano”. La Santa Sede, señala, "conoce muy bien a Bolivia y reconoce que Bolivia ha tenido entre sus representantes a gente de primer nivel, empezando por el Mariscal Andrés de Santa Cruz, que fue el primer embajador en el Vaticano”.
El excanciller recuerda también que la "la Iglesia nos acompaña desde hace varios siglos, desde las antiguas misiones de los jesuitas de Chiquitos, que fueron muy importantes en nuestra historia, porque fueron los primeros en convivir con los indígenas”.

"Juan Pablo II recordaba a los mineros y los niños bolivianos”

Loaiza Mariaca recuerda el día que presentó credenciales ante el papa Juan Pablo II, durante su primera misión ante la Santa Sede, hace casi dos décadas, como representante del primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
"Fue muy impactante”, resume. "En un aparte, me dijo: ‘yo tengo muy presente a los mineros, porque yo fui minero dos o tres años en una mina polaca’. Allí vio desaparecer a varios de sus compañeros judíos y eso lo marco toda la vida”, rememoró.
"Me habló de los mineros y de los niños y también, aunque parezca raro, me preguntó: ‘¿cómo está el anciano presidente?’, así en esas palabras, ‘el anciano presidente’. Se refería a Víctor Paz Estenssoro, con quien había hablado durante su visita a Bolivia. ‘Era un hombre de gran sabiduría, experimentado’, me dijo. Se acordó del pueblo indio y de los mineros”, recordó Loiaza Mariaca, quien dijo haber hablado tres veces con Juan Pablo II durante su gestión.
En relación a su segunda misión, dijo: "Yo quisiera creer, así lo percibo, que el Gobierno está en una etapa en que quiere limar asperezas, superar esos debates internos no resueltos con la Iglesia, con la jerarquía”.

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