Sunday, July 12, 2015

El Tratado de 1904? las perspectivas de hoy?

Hay quienes consideran que Bolivia estuvo a punto de ser invadida y con riesgo de desaparecer como Estado en aquellos tristes años 1903-1904, cuando Chile presionó la firma de un tratado colocando a sus tropas en nuestras fronteras a la par que el Brasil aprovechaba la ocasión para despojarnos de todo el territorio del Acre por medio del Tratado de Metrópolis.

Otros más objetivos señalan que renunciamos a nuestra soberanía sobre el Litoral a cambio de una discutible soberanía aduanera y que el Presidente Ismael Montes trató de justificar la suscripción del Tratado de Paz y Amistad el 20 de Octubre de 1904, señalando que el control aduanero ejercido por Chile era insoportable y asfixiante con el cierre de sus puertos sobre el Pacífico para obligar a Bolivia a tranzar, y que el usurpador del 79 retenía el 40% de los ingresos de la aduana de Arica para pagarse el costo de la guerra que cargó a Bolivia, y que la firma del ignominioso Tratado de 1904, no habría sido tan imprescindible ni perentorio, porque al año siguiente, Montes firmó con el Perú un otro Tratado de Comercio y Aduanas que hizo posible activar la importación y exportación libre por puertos peruanos.

En los días que corren tal parece que seguimos en 1904, los conflictos internos de Chile con sus trabajadores portuarios, los paros o huelgas, tal como ayer ocasionan graves daños a nuestro país. Chile nunca pudo garantizar el llamado "tránsito libre y sin restricciones de y hacia el Pacífico". El Tratado de 1904 significa además de la entrega miserable del patrimonio nacional, el liberar al invasor, al usurpador del cargo del despojo por la fuerza, del asalto armado, inhabilitando los numerosos reclamos legales formulados, con la esperanza a veces ingenua de conseguir un acto de magnanimidad y casi gracia de Chile, de darnos una salida al mar. "Art. II. Por el presente Tratado quedan reconocidos del dominio absoluto y perpetuo de Chile los territorios ocupados por éste en virtud del Art. 2º del Pacto de Tregua de 4 de abril de 1884".

En todo tiempo y circunstancia Chile ha sostenido que el Tratado de 1904 "es un compromiso jurídico intangible e invariable, que fue suscrito en forma libre por ambos países". ¿Esto realmente es así?, ¿Es cierto que dicho instrumento espurio, fue pactado a veinte años de terminada la guerra, existiendo amplia libertad en Bolivia para aceptarlo y que luego de tantos años había en el país plenitud de consentimiento para aprobarlo sin presión alguna?

Hoy la política de Estado planteada en La Haya por Bolivia, reclamando que Chile se siente a negociar de buena fe una salida al mar para Bolivia con soberanía y cumpla lo tantas veces propuesto en más de 100 años, abrió el debate internacional sobre un pasado a reconstruir; si no estoy equivocado, ahora es tiempo de los historiadores a los que les corresponde, la responsabilidad de hacer conciencia sobre la Guerra del Pacífico.

Bolivia mediterránea se encuentra encarcelada en una celda de doce rejas que son los artículos del Tratado de 1904; es en una historia que pesa, y cuyo tiempo, no concuerda ya con antiguas medidas e interpretaciones; por lo mismo es importante reafirmar que el Tratado de 1904 fue impuesto por el uso y amenaza de la fuerza, algo que se alegó en discursos y publicaciones, pero que sin embargo, nunca se argumentó de manera oficial, señalando, que ese instrumento fue celebrado y ratificado cuando toda la zona del Litoral boliviano estaba ocupada desde 1879 por fuerzas militares chilenas; entonces de ninguna manera, hubo plenitud de consentimiento del pueblo boliviano.

No existe antecedente histórico escrito alguno que acredite que alguna vez, en tantas reclamaciones sobre el discutido Tratado de 1904, se haya mencionado el irrebatible cargo, la objeción de que el mismo fue suscrito mientras tropas chilenas ocupaban el territorio de nuestro país, hecho que eliminaba toda posibilidad de Libre Albedrío y que viciaba de nulidad el pacto firmado. No es posible creer, y hablar de un Tratado "libremente consentido" por Bolivia, cuando la totalidad del territorio costero estaba bajo el régimen de ocupación militar. En los hechos, todo país invadido carece de libertad de consentimiento.

Al no haber Bolivia hecho énfasis en éste punto, en todas las demandas diplomáticas, ocasionó que Chile fortalezca su inflexibilidad sobre el carácter del Tratado, otorgándole el grado de perpetuo, irrevisable e inmutable, esa es la parte del "consentimiento" de Bolivia. Esta línea dura chilena, se debe a que Bolivia nunca se refirió a la ilicitud original del Tratado, a su inicial nulidad resultante de la ocupación armada de nuestro territorio.

Hubiera sido capital, que se recurra al principio de proscripción del uso de la fuerza que en el campo de las relaciones internacionales, tuvo sus bases en 1826, en las Conclusiones del Congreso de Panamá, en el Primer Congreso de Lima de 1847, en el Pacto de Washington de 1856 y en el Segundo Congreso también de Lima de 1864, inspirado en la tradición que deniega validez a la conquista de territorios por la ocupación armada, así como en el pensamiento del Mariscal Sucre, de que "La victoria no da derechos"; nuestra diplomacia, no tuvo en cuenta nunca, que la Primera Conferencia Panamericana celebrada en Washington en 1889, dio carácter internacional al principio de Proscripción del Uso de la Fuerza, estableciendo que "las guerras de conquista entre naciones americanas, serían considerados actos injustificados de violencia"; que en América no existirían territorios "res nullius", y que la inseguridad territorial conduciría al ruinoso sistema de la paz armada; declaración suscrita por Estados Unidos, Argentina, Brasil, Bolivia, Costa Rica, Colombia, El Salvador y Venezuela que proclama:

1.- Entre tanto esté en vigencia el Tratado de Arbitraje, la teoría de conquista será repudiada por el Derecho Internacional Americano.

2.- Dentro el mismo Tratado no será reconocida o será considerada nula toda cesión de territorio hecha bajo la amenaza de guerra o en presencia de fuerza armada.

3.- Toda Nación víctima de expoliación de esta clase, podrá exigir que la validez de la cesión sea sometida a decisión arbitral.

La duda histórica es ¿Por qué Bolivia, no se valió, no utilizó la Declaración de la Primera Conferencia Panamericana de 1889, y sometió a decisión arbitral la cesión de su Litoral a Chile, si se encontraba con su territorio ocupado por fuerza armada y bajo amenaza de guerra?; con este recurso hubiera conseguido un fallo favorable. ¿Y por qué, en lugar de recurrir a este documento, los gobiernos liberales y republicanos a su turno, pusieron sus ojos en el cebo malicioso introducido por Chile en el Pacto de Tregua de 1884, que era, la entrega de Tacna y Arica, como solución al problema? En 1910 Bolivia, propuso que le cedan Tacna y Arica.

Montes en 1919, envío desde París, una carta a la Liga de Naciones en formación, exponiendo los supuestos derechos de Bolivia sobre Tacna y Arica, señalando "que por tradición e historia, eran su salida obligatoria al exterior". "Incorporar Arica a Bolivia será la solución indispensable para la paz jurídica de América del Sur, Chile no sacrificará ningún interés apreciable, ni su existencia ni su desarrollo, ni su integridad sufriría el más pequeño perjuicio". De esta manera tan peculiar, estábamos renunciando a la reivindicación de nuestro territorio marítimo, mirando el territorio ajeno, deshonrándonos ante los ojos del mundo, en una caída al vacío que la Liga de Naciones ni siquiera consideró. Para mal de males, en noviembre de 1920 al Partido Republicano se le ocurrió la peregrina idea de invocar el art. 19 del Pacto de la Liga de Naciones para la "revisión" del Tratado de 1904.

El Art. 19 citado, sólo otorgaba a la Asamblea la facultad de invitar de tiempo en tiempo a los miembros de la Liga "a un nuevo examen de los Tratados que hayan llegado a ser inaplicables, así como de las situaciones internacionales cuyo mantenimiento pudiere poner en peligro la paz del mundo".

El gobierno boliviano olvidó o no sabía de la existencia de la Declaración de Washington de 1889 y de su importancia; y presentó la demanda de revisión del Tratado de 1904, argumentando: a) La violencia bajo la cual fue impuesto el Tratado. b) La inejecución por parte de Chile de algunos puntos fundamentales del Tratado que estaban destinados a asegurar la paz. c) Tal estado de cosas constituyen una amenaza permanente de guerra, como prueba la actual movilización de numerosos cuerpos del Ejército que Chile ejecuta sobre la frontera boliviana, a pesar del régimen de paz que existe entre ambos países. d) Como consecuencia del Tratado de 1904, Bolivia se ha convertido en un país completamente clausurado y privado de acceso al mar. Se puede apreciar en esta defectuosa redacción, que no se hace ningún reclamo, no se acusa la invalidez del Tratado por la ocupación armada del territorio boliviano al momento de la firma, lo que implica otorgarle la calidad de instrumento válido y cierto.

Chile respondió señalando que la Asamblea de la Liga no tenía competencia para revisar Tratados y que los cargos formulados no eran evidentes, manifestando que "el Tratado suscrito en 1904 con Bolivia fue resultado de la libre voluntad de las partes". La demanda boliviana además de estar mal planteada, sin bases firmes, fue presentada en momento inoportuno, pues en el año 1919, se ponía fin a la Primera Guerra Mundial con el Tratado de Versalles, que no requirió de nada más que la firma de la derrotada Alemania. La Liga en aquel momento histórico, no podía haber considerado o admitido la posibilidad de la revisión de Tratados, que en el futuro sean un precedente a ser invocado por las potencias derrotadas, condenadas al pago de cuantiosas obligaciones resultado de la guerra. El Informe emitido por una Comisión de la Liga no se pronunció sobre el fondo de la demanda, reduciéndose a señalar su inadmisibilidad, objetando la forma en que fue presentada. Bolivia, antes del fallo de la Asamblea, la retiró. Esta conducta en el campo diplomático perjudicó notablemente la política exterior del país.

Se ha escrito que "no es cierto que en más de cien años Bolivia no haya tenido una política coherente sobre el asunto del Pacífico". Sí la tuvo, pero todas las reclamaciones diplomáticas solamente enunciaron aspectos subjetivos, como el de la injusticia del Tratado, las desventajas de la mediterraneidad, los males del enclaustramiento, las razones económicas que impiden el desarrollo del país, factores de incumplimiento de sus cláusulas, trabas al libre tránsito etc., mas en éstas, no se encuentra algo sobre el trascendental significado que tiene el aspecto objetivo, la Ocupación Armada del Litoral, la Imposición, lo cual anulaba e invalidaba el Tratado. Una cosa es la revisión del Tratado o su modificación que implica tácitamente, reconocer su existencia como legal, lo que refuerza su inmutabilidad; y otra muy diferente, es denunciar el Tratado reclamando su nulidad desde su origen. El Ecuador lo hizo en 1960, denunciando el Protocolo de Río de Janeiro, suscrito con el Perú en 1942, sobre su territorio oriental, sometiéndolo a arbitraje internacional.

Desde el Pacto de Tregua de 1884, pasando por la firma de los Tratados de 1895, y por el de 1904 hasta el año 1929, en que Chile y Perú firman el Tratado por el cual Chile obtiene Arica y Perú la devolución de la provincia de Tacna, Bolivia vivió en el alevoso engaño de una pretendida transferencia de esos territorios peruanos por parte de Chile, en compensación de los usurpados; este fue un ofrecimiento infame, y el peor consentido, ratificado por un Protocolo Complementario, por el que se establece que esos territorios divididos no podrán ser cedidos a una tercera potencia sin consulta previa entre los suscribientes.

Nunca más se volvió a plantear la revisión del Tratado de 1904, más bien se ingresó a un nuevo esquema también, diseñado por la diplomacia chilena, el de las "negociaciones directas", suscitadas en diversas oportunidades, en las que Chile se ofrece voluntariamente a resolver la cuestión marítima, pero manteniendo la línea invariable en su política internacional, negándose a aceptar una revisión, porque el dicho Tratado a su juicio define sus límites con Bolivia, remitiendo el problema a una posible solución en el extremo Norte, zona de Arica; estas negociaciones son las de 1944 entre el presidente Juan Antonio Ríos y el embajador boliviano Fernando Campero Álvarez, la de Gabriel Gonzales Videla con el Canciller Aniceto Solares en 1946, también las Notas revérsales de 1950 compromiso formal, entre Alberto Ostria Gutiérrez, Plenipotenciario boliviano y Horacio Walker Larraín, canciller chileno, negociaciones destinadas a "buscar la fórmula que pueda hacer posible dar a Bolivia una salida propia y soberana al Océano Pacífico, y a Chile obtener las compensaciones que no tengan carácter territorial y que consulten efectivamente sus intereses".

Una relación cronológica de todo lo acontecido, nos lleva a la penosa conclusión de que hemos vivido en un engaño perpetuo a instancias de nuestros gobernantes y de diplomáticos de turno, aturdidos por lisonjas y manifestaciones de solidaridad y la hipocresía del invasor; aquí hoy no cabe más el término de "practicistas" o renunciantes, o "reivindicacionistas" de color indefinido; ahora en el presente todos los bolivianos tenemos que reclamar nuestra inalienable propiedad sobre el Litoral y su devolución, aun cuando esto suene a utopía, con una sola determinación, acusar a Chile de usurpador en todos los foros del mundo.

Bolivia nunca agredió a ningún país, no se hizo dueña de un palmo de su territorio a la fuerza, no expandió sus fronteras, fue capaz de ceder el Purusal Perú en 1909, casi como compensación por haber sido nuestro aliado en una guerra no provocada. Si el resultado de la demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya es favorable a Bolivia, habrá llegado la hora de la verdad, de saber si los ofrecimientos de Chile fueron sinceros o solamente un ardid, para dejar pasar el tiempo mientras, afianzaba sus intereses y su dominio colonial sobre el Litoral boliviano. ¿A qué le teme Chile?, ¿Pretende que no exista en el mundo otro Tribunal que la Historia, que conozca, que vea con las luces del Siglo XXI una demanda sobre un latrocinio que no ha prescrito?

Las voces del pasado....

"Ofrecimos a la Patria nuestro valor, nuestro sacrificio y nuestras vidas para salvar su honra, pero la Patria nos conservó la vida para que seamos testigos de las hazañas de nuestros compañeros, que inmolados quedaron en el campo de batalla...". "Si el aleve invasor vuelve a profanar nuestro suelo, ¡¡Vive Dios!! que los Veteranos seremos los primeros otra vez en tomar las armas para defenderla" (Manuel de la Quintana, del Cuerpo de Veteranos. Oruro, Mayo de 1.921).

"Para la reintegración de nuestra soberanía marítima, tengamos fe en el porvenir; si no es hoy, ni mañana, ni por nuestros hijos; la reivindicación será, por los nietos de nuestros hijos; por eso trasmitamos a ellos estos recuerdos, estas promesas y juramentos". (Mariano Rivas A. de la Sociedad de Obreros San José. Oruro Mayo de 1.921).



Notas.-

Dulfredo Peláez Mendoza: "Elementos de Der. Inter. Público.

Ed. E.S.E.A.E. 1973.

R.R. Baxter: Vías acuáticas

Internacionales.

Ed. Uteha. México.1967.

Augusto Pinochet Ugarte: Geopolítica.

Ed. Andrés Bello. Chile .1974.

Tiwintsa: Varios autores.

Ed. El conejo.Ecuador. 1995.

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