Saturday, April 9, 2016

Chile nunca pagó por el uso de los manantiales del Silala

Chile nunca pagó por el uso de los manantiales del Silala, pese al Contrato de Arrendamiento que la Prefectura de Potosí otorgó a la Antofagasta& Bolivia Railway Co. Ltd, el 23 de septiembre de 1908, según refleja el historiador chileno Cástulo Martínez en su libro Las aguas del Silala, obra que causó un gran polémica en el país vecino en el año 2004.

El historiador chileno, al hacer mención a su libro en una entrevista concedida a “Hora 25” en 2011, aseguró que curiosamente el Contrato de Arrendamiento que la Prefectura de Potosí otorgó a la Antofagasta & Bolivia Railway Co. Ltd. el 23 de septiembre de 1908, no menciona ni el monto que la empresa chilena debería pagar por el uso de esas aguas, tampoco la forma de pago. En la ocasión, dijo que en su libro incluyó este documento que declara que el agua arrendada sería usada para alimentar las locomotoras a vapor de dicha empresa ferrocarrilera. “De acuerdo a mis datos no se conoce de ningún pago desde septiembre de 1908 a la fecha”, enfatizó.

Interrogado en torno a qué Ley se basó el contrato de “arrendamiento” firmando por la Prefectura de Potosí y la Antofagasta (Chili) & Bolivia Raylway Co.Ltd, dejó en claro que fue en la Ley de 1906 sobre Reglamentación de Aguas de la legislatura chilena, sin embargo, afirmó que en dicha normativa la Concesión debería durar 99 años; por lo tanto, al menos en teoría, esa Concesión terminaría el 23 de septiembre del 2007 y que del pago y sus formas curiosamente no se hizo mención alguna.

GUERRA DEL PACÍFICO

Recordó también que la Guerra del Pacífico, en lo que concierne a Chile y Bolivia, había terminado oficialmente el 20 de octubre de 1904, al firmarse el Tratado de Paz y Amistad, acotando que los dolorosos recuerdos de exacción que Chile efectuó de ingresos y riquezas de Bolivia mientras duró el malhadado Pacto de Tregua eran recientes y las heridas difícilmente podrían estar sanadas.

En ese marco, rememoró también que en 1908 una empresa chilena, cuya sola procedencia era susceptible de evocar para los bolivianos tanto sufrimiento y humillaciones de parte del vencedor en el conflicto, se presentó ante las autoridades del departamento de Potosí y solicitó que se le arrendara agua boliviana.

OMISIÓN DEL ASUNTO DEL PAGO

Martínez afirmó que las autoridades regionales de entonces concedieron el arrendamiento del agua de las vertientes del Silala mediante un Contrato de Arrendamiento, pero se omite el asunto del pago por parte de la parte arrendataria.

“¿Por qué esta omisión? ¿Fue acaso una concesión gratuita? No es posible, eso habría sido una aberración. Una alternativa sería que la empresa chilena efectivamente pagó por el arrendamiento, pero los detalles se protocolizaron en un documento separado. Pero como hasta la fecha no se sabe de la existencia de semejante documento de pago, hasta que se demuestre lo contrario, debe suponerse que nunca existió”, enfatizó.

Consultado si en sus investigaciones pudo obtener el documento o al menos tener una pista del posible del “Acuerdo separado”, Martínez dijo que ese aspecto deja a los investigadores bolivianos, sin embargo, en esa ocasión, hizo mención a otro dato interesante que reveló en su libro: Las instituciones bolivianas que tuvieron la responsabilidad de desarrollar la actividad económica en Antofagasta, estuvieron penetradas por chilenos, puesto que ellas abrieron las puertas para la catástrofe.

COMPAÑÍA MINERA “HUANCHACA”

En ese marco, el escrito chileno mencionó un ejemplo: En mayo de 1877, la compañía minera “Huanchaca” de Bolivia, entre cuyos principales accionistas estaban los chilenos Melchor Concha y Toro y sus hermanos Enrique y Domingo, así como Elías Balmaceda, el cual era hermano del ex-Presidente de Chile, José Manuel Balmaceda- compró la línea férrea de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, que operaba en territorio boliviano.

“ ¿Cómo permitieron eso? ¿O será que no tuvieron suficiente visión para analizar que de allí comenzaría la desgracia para Bolivia? Yo no afirmó, sólo pregunto; ¿Por qué en 1887, Enrique Villegas, Cónsul de Chile en Antofagasta, antes del desembarco de las tropas chilenas, y como principal dirigente de la sociedad secreta ‘La Patria’, que operaba en esa zona en defensa de los intereses chilenos, obtuvo del Gobierno chileno autorización para dotar de agua a Antofagasta, cuyos derechos los transfirió a la Compañía “Huanchaca” de Bolivia?”, se preguntó.

Asimismo, dijo que, una vez abierta la puerta a las ambiciones de la sociedad secreta, se tramitaron los instrumentos legales en la parte chilena para obrar rápidamente, y por Ley chilena del 21 de enero de 1888, se autorizó a la Compañía “Huanchaca” la canalización de las aguas del río Loa para el consumo de Antofagasta y puntos intermedios.

EL DIARIO, DEFENSOR DE RECURSOS HÍDRICOS

El mayo de 1997, el tema de las aguas de los manantiales del Silala fue asumido por EL DIARIO, tras las denuncias de Milton Lérida, que por entonces era un líder emergente del sudoeste potosino. A partir de esa fecha, el Decano de la Prensa Nacional se constituyó en el defensor de esos recursos hídricos, a través de visitas a Quetena Chico, del sur del país, y la posterior publicación acerca del robo que perpetraba Chile de esas vertientes.

También informó de manera continua el desvío unilateral que hizo Chile de las aguas del río Lauca en 1962, provocando daños irreparables a la región, puesto que desde ese año, Bolivia ha dejado de recibir 1.000 millones de metros cúbicos de agua dulce, según un cálculo de la Cancillería.

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