Sunday, December 21, 2014

Carlos D. Mesa REPRESENTANTE DEL ESTADO PARA LA CAUSA MARÍTIMA

Carlos Mesa ha tenido un semestre de viajes y de reuniones de alto nivel. Llegó pocas horas antes de darnos la entrevista y confesó que el efecto jet lag (descompensación horaria) es una constante en su vida. Llegó de España y ahora comienza a planificar otro semestre de viajes en varios países latinoamericanos y otros de Europa. Historiador y expresidente, conoce bien la demanda histórica de Bolivia para tener un acceso soberano al océano Pacífico. 

Cuando fue el primer mandatario intentó llevar el tema a escenarios multilaterales y queda en la memoria de chilenos y bolivianos el fuerte intercambio de palabras con el ex presidente chileno Ricardo Lagos en la cumbre de la OEA celebrada en Monterrey.

En el diálogo con Séptimo Día abordamos varios temas, también que se lo ubicara entre los 50 intelectuales más influyentes del continente o que mantenga una posición crítica respecto a algunas políticas del Gobierno y que trabaje con el Gobierno en la demanda marítima.

¿Con quiénes se ha reunido y cuál ha sido el mensaje que ha estado llevando fuera de Bolivia sobre la causa marítima?
Cuando el presidente me invitó en abril para ser el representante del Estado boliviano para la causa marítima, la lógica que me planteó y en la que me he manejado es que es imprescindible, además del trabajo jurídico ante el Tribunal de Justicia Internacional de La Haya, que la comunidad internacional sepa por qué estamos haciendo la demanda, cuáles son los antecedentes históricos que nos llevaron a la decisión y, segundo, en qué consiste la demanda.

Sobre todo, porque Chile está en la ofensiva de decir dos cosas que no son correctas: la primera que no hay nada pendiente con Bolivia y la segunda que lo que Bolivia está haciendo con su demanda es denunciar el tratado de 1904. Los dos objetivos básicos de mi tarea es la explicación de ambas cosas: que sí hay algo pendiente entre ambos países y que Bolivia no está planteando su base jurídica en el tratado de 1904.

La estrategia de desarrollo tiene que ver con visitas de carácter multilateral a organizaciones como Naciones Unidas, Unión Europea, OEA, Unasur, etc; reuniones bilaterales con jefes de Estado y ministros de Relaciones Exteriores de países de América Latina y de representaciones de países importantes en el mundo como Estados Unidos y otros de Europa y Asía.

Es decir que culminemos una tarea lo más global posible. Obviamente esto tiene fases. He desarrollado una primera y estamos planificando las visitas en el primer semestre de 2015. Lo importante es el ámbito multilateral, el bilateral, académico, así como el encuentro con sectores populares de bolivianos y de otros países.

¿Cuál ha sido la respuesta que ha encontrado?
Cuando visito a algún jefe de estado o secretario de algún organismo multilateral, lo primero que les digo es que no llego a pedir una adhesión o un apoyo, este es un tema que Bolivia ha marcado en el escenario de la Corte Internacional de Justicia y serán sus miembros los que tomen la decisión. Lo que hago es explicar para que después se tengan elementos suficientes para comparar con la explicación de Chile.

Lo que he encontrado es que la gran mayoría de mis interlocutores partían de la premisa de que lo que Bolivia estaba haciendo era cuestionar el tratado de 1904, porque no conocían el mecanismo jurídico de los actos unilaterales de los Estados, es decir los compromisos que Chile hizo independientemente y después del tratado de 1904. La tarea ha sido valiosa para que se entienda en qué consiste la demanda. Me han expresado su sorpresa, de que no tenían idea de qué se trataba el tema.

¿Cuál es el sentido de dar a conocer la causa a escala internacional, cuando el tema está siendo tratado en un tribunal? ¿Lo que usted está haciendo puede influir en ese tribunal?
Esta es una tarea en la que la opinión de los países y de los organismos multilaterales es valiosa, no tanto en el proceso previo ni en la idea de que esos países puedan influir en la opinión de la Corte. Nosotros creemos que los jueces de la Corte tienen idoneidad y son personas de absoluto respeto y que fallarán en función de los criterios de justicia que ellos vean y los argumentos de las partes.

Sin embargo, el desarrollo de un fallo favorable a Bolivia (como creemos que será), marcará la lógica de Chile de tomar una acción en función de la opinión internacional.

Además, en este momento, la Corte Internacional de Justicia está analizando su competencia o incompetencia en la materia, por lo que poner en evidencia que sí hay un tema pendiente entre Bolivia y Chile y que no estamos vinculando el tratado de 1904, genera una corriente de opinión que tiene un impacto que debe ser considerado en el momento del fallo.

Recordando la Cumbre de la OEA, cuando usted era presidente, el horizonte se veía complejo y Chile tenía un aparato de relaciones exteriores muy compacto y cerrado. ¿Considera que hubo un cambio desde entonces?

Sí, por una razón básica, porque tanto yo como varios de mis antecesores, considerábamos que no había forma de acudir a la Corte Internacional de Justicia, porque creíamos que el único camino era denunciar el tratado de 1904 y eso se hubiera roto rápidamente, porque los tratados son la base fundamental del Derecho Internacional.

El giro importante y el gran logro del Gobierno actual ha sido hallar el camino alternativo, vinculado a los actos unilaterales del estado (chileno). Esa lógica distinta ha abierto una posibilidad.

¿Y estamos en este momento en una posición de ventaja? Hace una semana, el ex presidente chileno Eduardo Frei planteaba la posibilidad de que Bolivia gane esta demanda.

Bolivia está haciendo una tarea seria, coherente y responsable desde el primer momento. No quisiera valorar las expresiones del expresidente Frei porque tienen que ver con una percepción subjetiva y con temas vinculados con la propia política interna de Chile.

Yo soy partidario de hacer el trabajo independientemente de las opiniones. Tenemos que valorar lo que hacemos. Mi impresión es que el mérito del equipo que lleva adelante la causa es que no nos hemos movido ni un milímetro de la estrategia, con respecto al contenido jurídico que Bolivia ha planteado.

¿Qué opina de la opinión emitida por el canciller de Perú?
Fue una declaración muy importante. Dijo algo que es importante para la comprensión de nuestra causa. Perú no ha expresado opinión favorable ni de respaldo a Bolivia, pero ha dicho lo más importante, que no basamos la demanda en el tratado de 1904.

Si lo dice el canciller de Perú, un país tan sensible e importante en nuestra relación bilateral, tiene que entenderse internacionalmente de manera significativa. No fue un apoyo, sino la comprensión de la esencia de la demanda de Bolivia, al punto que el canciller chileno tuvo que reconocer que así es.

¿Fue un punto de inflexión en este proceso?
Sin duda, ahí hubo una inflexión en la propia posición de Chile.

¿Estamos más cerca del mar que hace 10 años?
Yo creo que de 1975 a esta parte (año en que hubo la negociación más consistente que hizo Bolivia) este es el momento en que Bolivia ha vuelto a plantear un camino coherente de política de Estado, bien fundamentado jurídicamente y, por tanto, uno puede ser optimista. No puedo responder si estamos más cerca o no, pero de lo que estoy seguro es de que pocas veces Bolivia ha llevado una política tan consistente y coherente.

Cambiando de tema, se ha ubicado su nombre entre los 50 personajes más influyentes de Latinoamérica. ¿Cómo ha recibido la noticia?

Muy honrado. Me honra a mí y a Edmundo Paz Soldán. Creo que es el resultado de una tarea permanente que he desarrollado en la columna de opinión que tengo en varios periódicos del país, el blog que tengo a nivel político, en el que recojo no solamente mis artículos sino otros aportes, mi participación en Twitter que tiene un impacto más allá de Bolivia, mi presencia internacional permanente que se ha incrementado mucho y mi participación como columnista en periódicos como El País (España).

A propósito de sus columnas, usted trabaja con el Gobierno, pero mantiene una mirada crítica. ¿Eso no le trae problemas?
No, porque cuando el presidente me invitó, quedamos claros en que mi adhesión a la causa marítima era absoluta, pero él sabe que tengo diferencias de opinión con cosas que el Gobierno hace y coincido en otras. Dije que me mantendría en libertad de sostener mis opiniones críticas cuando son necesarias, pero con el compromiso de no hacer referencia a la política interior boliviana en mis intervenciones internacionales.

¿Cómo ve a Bolivia en este momento?
Estamos viviendo el mayor momento económico y de autoestima elevada de la historia reciente.

Esto tiene que ver con lo que el propio Gobierno representa, la incorporación del mundo indígena al centro de la actividad política, social y económica del país; y el comprender en la segunda parte del Gobierno que hay que referirse a todos, el tratar de vincularse a la clase media. Creo que esa carga simbólica ha sido importante.

Creo que la bonanza económica que vive Bolivia no tiene precedentes históricos y hay que reconocer que el Gobierno ha hecho un manejo macroeconómico razonable. Eso genera una confianza, la certeza de que uno puede planificar, lo que en el país no era frecuente.

Hay dificultades en la seguridad ciudadana, hay preocupación sobre si la administración es suficientemente transparente.

En algunos diarios internacionales como El País, se ha mencionado su nombre como posible candidato a secretario de la OEA. ¿Qué hay de eso?

No hay nada porque la responsabilidad que tengo no es coyuntural. El tema marítimo va a durar varios años y, en consecuencia, no tendría sentido que yo esté a dos aguas entre esta responsabilidad que he aceptado y la opción teórica o potencial de ser un candidato a la OEA. En este caso, el 100 por ciento de mi esfuerzo está destinado a la demanda marítima

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