En Chile, el canciller y luego presidente Domingo Santa María, en la fase inicial de la Guerra del Pacífico, consumada ya la ocupación del Litoral boliviano, como paso previo para la expansión militar hacia el Perú, estimó que sería injusto e irracional dejar a Bolivia sin acceso al mar.
Esta revelación se halla contenida en el libro “Iniciativas chilenas para una alianza estratégica con Bolivia (1879-1899)”, de José Miguel Concha, quien hasta hace un año integró el Consulado de Chile en Bolivia. El autor es historiador y diplomático de su país.
Estas son sus palabras de Santa María, extraídas del libro de Concha:
“No olvidemos por un instante que no podemos ahogar a Bolivia. Privada de Antofagasta y de todo el litoral que antes poseía, hasta el Loa, debemos proporcionarle por alguna parte un puerto suyo, una puerta de calle, que le permita entrar al interior sin zozobra, sin previa venial No podemos ni debemos matar a Bolivia. al contrario, debemos sustentar su personalidad como el más seguro arbitrio de mantener la debilidad del Perú”.
En otro parte, reproduce también los siguientes puntos de vista de Santa María:
“Aún no hemos arribado a nada definitivo con Bolivia, pero llegaremos por ahora a la treguas con todos los honores de la paz. Bolivia quería desde luego a Tacna y Arica, pero sobre estar el tratado de por medio, hay otras consideraciones que nos obligan a ser cautelosos en estos momentos. Bolivia no puede quedar como está, como no puede tampoco dejar su comercio entregado a sólo las aduanas nuestras. Pueblo alguno puede vivir y desarrollarse en estas condiciones.
Nosotros para afianzar a Bolivia, por una parte, ya que no podemos repartirla entre los vecinos, y para apoderarnos de sus riquezas y aunar nuestros intereses, por otra, debemos darle salida propia al Pacífico…
Hay aquí un necesario problema que resolver, problema que no estudia la gente todavía y sobre el cual no hay opinión formada. Le repito, no podemos, no debemos matar a Bolivia; es nuestro interés…”.
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