Sunday, June 14, 2015

Armando Loaiza: El Vaticano puede ser conciliador en un escenario post La Haya



A solo días de su partida al Vaticano, el nuevo embajador de Bolivia en la Santa Sede habla de su misión y del rol que puede tener Roma con relación al conflicto marítimo entre Bolivia y Chile.

— La relación con el Vaticano es particular. Es un Estado, pero también la representación de una religión.

— Hay personas que no infieren bien lo que consiste la relación con el Vaticano, porque es un Estado pleno de la Comunidad Internacional. En el siglo XVI las primeras embajadas fueron en el Vaticano.

— ¿Cómo ve el Vaticano hoy ese papel de gran árbitro que jugó desde la Edad Media y adelante?

— Sobre todo en la Edad Media, todo problema entre feudos era arreglado por el Vaticano. Ahora es una cuestión excepcional porque se ha creado un sistema internacional de arreglo de diferencias a través de las Naciones Unidas. Desde ahí está establecida la obligación de arreglo pacífico y sus medios como conciliación, arbitraje, buenos oficios o la Corte Internacional (de Justicia) de La Haya.

— ¿El Vaticano se siente cómodo con ese papel?

— Después que definió su estatus actual con Italia (1929), ha dado a entender que es un Estado y no se concierne en las pugnas del resto de los Estados de la Comunidad Internacional. Por eso, en las Naciones Unidas tiene representantes, pero no es miembro. Su estatus es de observador. Esto porque si algún día se determinasen sanciones coercitivas, el Vaticano, por sus principios de constitución, de ser un Estado conciliador que busca la amistad, no podría no concernirse en materia de diferendos políticos entre Estado, no podría no actuar.

— Su último papel como juez fue el caso Beagle entre Chile y Argentina (1978).

— El Vaticano lo hizo excepcionalmente. A ellos no les gusta concernirse, no son una instancia de arbitraje. Pero tuvo que ejercer esa suerte de arbitraje y mediación entre Argentina y Chile —después del fallo del tribunal de su majestad británica favorable a Chile— ante la inminencia de un conflicto bélico.

— ¿No es equiparable con la cuestión marítima boliviana?

— No lo podemos asimilar a lo que acontece hoy entre Bolivia y Chile porque hay un mecanismo de arreglo pacífico, ha habido negociaciones, y estamos en la Corte. Hay gente que dice que el Papa debe mediar. Entonces tendría que suspenderse el procedimiento en la Corte y tendría que haber acuerdo entre ambas partes. ¿Tú crees que Chile aceptaría la mediación del Papa?

— Bueno, el 83 aceptó a un tercero: Colombia.

— Eran acercamientos dentro del sistema interamericano con la presencia de Colombia el 82. En 1986 jugó sus buenos oficios Uruguay con el Enfoque Fresco. Chile hoy ha dicho que no quiere que nadie se concierna en el asunto hasta que termine el litigio en La Haya.

— De todos modos, el Vaticano podría jugar algún rol. Por ejemplo, el 4 de mayo comienzan los alegatos y el 6 Heraldo Muñoz se ausenta para ir al Vaticano…

— Es que el Vaticano tiene un influjo indiscutible. Eso se vio en el asunto Cuba-Estados Unidos con una gestión de buenos oficios, que continúa hasta hoy, para la suspensión de las sanciones. Ése es el rol que puede jugar siempre que las dos partes lo acepten.

— Bachelet también fue al Vaticano recientemente, ¿será la búsqueda de ese influjo?

— Sí y también Bolivia lo hace, Bolivia es consciente. A la operativa boliviana, que es tan eficaz en manejo de prensa, y la estrategia comunicacional de Bolivia —como la han llamado los propios chilenos— Chile ha opuesto otra estrategia en reacción a la conducida por Carlos Mesa. Ellos han tomado nota de que Bolivia dice que oficiosamente Chile tiene una suerte de temor. Para mí, los Estados no tienen temor. Pero evidentemente ambos países somos conscientes del rol moral y el influjo político diplomático superior que puede tener el Papa, no en la Corte, pero estamos en un acercamiento a explicar y esto es parte de mi misión. Yo voy a explicar, explicitar la posición boliviana sobre el tema marítimo. A mí no me parece mal que Chile presente la postura chilena. El Vaticano conoce el tema prácticamente desde la Guerra del Pacífico, habían informes de sus nuncios en Lima. El Vaticano ha hecho un seguimiento. Si hay alguna instancia que posee una visión serena de la problemática del Pacífico es el Vaticano.

— El Vaticano entonces sabe a qué va usted allí.

— Yo voy a cumplir la misión de representar al Estado boliviano ante otro Estado que por motivos harto conocidos, incluso antes de la fundación de la República, sabemos que tuvo influjo. Bolivia y la Iglesia han caminado juntos varios siglos. Hay en el Vaticano un conocimiento a fondo de la cuestión internacional. Otra cosa a la que voy es a buscar que con el Vaticano, que conoce la nueva constitucionalidad boliviana en la que se establece que somos un Estado laico, podamos definir el nuevo estatus que va a tener la relación, y eso va a suponer una negociación delicada.

— ¿Cómo ve el Vaticano una discusión del laicismo, antes era inimaginable para la Iglesia?

— Ha cambiado mucho. Estamos en una etapa posmoderna. Por otro lado, el Vaticano, en lo que toca a la relación boliviano-chilena-peruana, tiene la ventaja de su profundo conocimiento de la historia.

— ¿Conoce cuál es el espíritu entonces de la Iglesia chilena respecto al tema marítimo?

— Me han contado que la Conferencia Episcopal chilena y boliviana se han reunido muchas veces, no sé si en el último tiempo. Pero han conversado y han tenido una atenta consideración del problema boliviano-chileno y han visto la manera en que podrían influir en que sus respectivos gobiernos logren acordar algo. Es otra forma con la que el Vaticano puede influir. Ambos episcopados siguen ciertas directivas que emanan del Vaticano, entonces yo creo que puede jugar un rol importante, no diplomático, pero sí en la opinión de las respectivas conferencias episcopales. Es interesante que en mayo de 1988, el Papa tuvo un encuentro con el cuerpo diplomático en Bolivia. Ahí expuso una postura interesante. Dijo que los grandes temas irresueltos, incluyendo la mediterraneidad boliviana, debieran tener un arreglo adecuado. Se puede decir que fue una consideración especial al tema boliviano.

— Se habla de preocupación en Chile por la reunión privada que tendrá el Papa con Evo en Bolivia.

— No creo que haya temor, diría que Chile ha puesto en marcha mecanismos diplomáticos, su embajada allá, la presencia del canciller chileno, la presencia de la presidenta para presentar a Chile como una nación cumplidora del Derecho Internacional. Me temo que incluso Chile nos presente como un país majadero. Me parece un desarrollo poco justo, como si Bolivia fuera un país que quisiera perturbar el orden establecido. Bolivia dice que no, que está buscando una oportunidad avalada por la Corte de negociar. No es aceptable que Chile nos quiera presentar así.

— Pensando en un escenario favorable post La Haya, ¿la iglesia puede ser aún más importante en ese momento?

— Con el conocimiento y sensibilidad que está demostrando de la actual situación, la Iglesia sin duda va a jugar un rol importante. Ahí sí que puede jugar un rol vía iglesia, vía las conferencias episcopales de ambos países. Ha habido incluso prelados chilenos que, reconociendo su estatus, muchas veces han expresado que Chile debiera ver con cierta benevolencia una fórmula de arreglar este tema irresuelto con Bolivia. Sí, la Iglesia puede jugar un rol moderador conciliador, de acercamiento, para el escenario post La Haya, para una actitud de ambas partes que facilite una negociación útil.

— ¿Podría jugar un rol de preparación, desde las iglesias locales, de un ambiente para que, por ejemplo los feligreses chilenos que no aceptan la cesión territorial, se flexibilicen, y lo mismo en Bolivia contra la resistencia respecto de algún tipo de compensación para Chile?

— Sí, puede tener un influjo. La Iglesia tiene esa manera de permear a la sociedad con exhortaciones para ayudar a la reflexión. Por ejemplo, he visto una encuesta que dice que hay un grupo creciente de gente joven boliviana que no se cierra ante la eventualidad de un canje territorial, de una compensación. Pesa la cuestión generacional. Antes hubo una posición cerrada en Bolivia.

— Los viajes de los expresidentes y la Presidenta de Chile: Centroamérica, Paraguay, Italia, Rusia, China. ¿Se está peleando voto a voto el juicio de la Corte?

— Después de las jornadas de mayo en la audiencia oral, que me impresionaron muchísimo, creo que se ha visibilizado mundialmente el problema marítimo de Bolivia. De repente las partes están buscando a países, potencias, organizaciones y personalidades para que conozcan la causa. Eso va a facilitar el conocimiento de los argumentos, pero no creo que eso vaya a tener influjo en los jueces de la Corte.

— ¿Cómo ve lo que dijo Lagos, que si Bolivia quería mar con soberanía debía hablar con Perú?

— He escuchado a Lagos cuatro veces en las conversaciones en foros con Eduardo Rodríguez. Ha dicho que había hecho un análisis a fondo de la situación y vio que un punto clave era cómo se soluciona la cuestión peruana. Nos dijo que se lo comunicó a Goni (Gonzalo Sánchez de Lozada) y a Mesa. En aquel momento su discurso era así, decía que él podía jugarse para dar una solución, como invitándonos a ver el rol que juega el Perú, como diciendo “Bolivia debía hacer una gestión de lo que algunos llaman el veto peruano”.

— Perú no se ha opuesto sino en 1910 y 1978, el resto de veces, que son mayoría, dijo que no sería un obstáculo.

— Eso es ya casi una frase. ¿Qué quiere decir que no va a ser un obstáculo?, pero cuando llegó el momento, el 78, quiso implicar potestades soberanas tripartitas en el corredor, ahí generó un rechazo tajante de Chile.

— Se estipula que la consulta a Perú debe ser hecha por Chile.

— Se supone que si Bolivia y Chile prefiguran una propuesta de salida, eso facilita que Chile se acerque al Perú y le diga cuál es la propuesta. Algunos dicen que es exagerado hablar de veto. Perú tiene que decir sí o no, pero tampoco se le puede atribuir tamaña competencia como para vetar, eso es una interpretación excesiva. Pero, en realidad, funciona como dices, cuando haya un acuerdo, es Chile el que debe plantear formalmente a Perú.

— Retrocediendo a sus dos tareas que mencionó: informar de la demanda marítima y negociar un nuevo modo de relacionamiento con el Vaticano en función a la nueva Constitución, ¿hay algo más?

— Bolivia demuestra que no desdeña un acercamiento político y diplomático con el Vaticano. Ojalá las asperezas que se han dado después de nueve años pudieran superarse. Bolivia ha asumido un estatus ya muy claro y creo que la iglesia tiene una perfecta comprensión de que es una situación propia del Estado Plurinacional, pero creo que la gestión y la relación diaria entre el Estado boliviano y la Iglesia debieran discurrir como ocurrió desde el inicio de la República. No se puede negar que la iglesia cumple un rol subsidiario con cerca de 2.000 obras sociales de educación y salud que son beneficiosas para el Gobierno y para Bolivia. Espero que se abra una etapa de más comprensión recíproca entre la iglesia y las autoridades gubernamentales. Veo que la iglesia está totalmente preparada para adecuarse al estatus vigente conforme a nuestra nueva Carta Magna.

Datos

Nombre: Armando Loaiza Mariaca

Edad: 72 años

Profesión: Diplomático

Cargo: Embajador de Bolivia en el Vaticano

Perfil

Armando Loaiza tuvo 37 años de carrera diplomática ininterrumpida de 1969 a 2006. Ahora retoma el trabajo en el Vaticano. Antes de ser Canciller en 2005, fue embajador en la Santa Sede (1994-1998), embajador en Uruguay (2003-2005), Cónsul General en Chile (1993-1994), además de representar al país en organismos internacionales en Ginebra y Bruselas.

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