Tuesday, April 3, 2018

Alfonso Ossandón Antiquera Crucé la cordillera para solicitar asilo y protección



El 28 de marzo llegó a Bolivia el comunicador y activista social chileno Alfonso Ossandón Antiquera, quien en 2017 impulsó la entrega de copias de El libro del mar en el colegio Carlos Condell de La Serena, Chile, hecho que le costó una persecución por parte del Gobierno de ese país, que incluso le impidió conseguir una fuente de trabajo.

La Comisión Nacional del Refugiado le otorgó a Ossandón el documento temporal de Solicitante de la Condición de Refugio.

El comunicador, quien momentáneamente está alojado en la Casa del Migrante de la Arquidiócesis de La Paz, conversó ayer con Cambio.

Cambio (C): ¿Por qué decidió buscar refugio en Bolivia?
ALFONSO OSSANDÓN ANTIQUERA (A.O.A.): Lo que hay que hacer es ver es la crisis institucional que está viviendo Chile a nivel interno y en especial dentro de los órganos policiales, sobre todo en Inteligencia, que ha criminalizado en los últimos tiempos a los movimientos sociales y en especial al pueblo Mapuche (del cual es descendiente), entre ellos a los comunicadores que dan voz a la organización de ese pueblo; desarticulan a los comunicadores, entre los que me encuentro como colaborador en algún momento.

Pero también en el contexto de la entrega de El libro del mar, en el periodo de un año. Ese texto se siguió entregando en Chile en distintas instancias y eso quedó acreditado con documentos firmados, como en el Instituto O’Higgins, colegio de élite en la región del mismo nombre.

Eso generó ruido dentro de lo que eran los alegatos que se iban a presentar en La Haya, y eso ocasionó que mi situación se complicara, específicamente con la Policía.

A ello se suma que estuvimos gestionando con el municipio de La Serena, la invitación para que el Estado Plurinacional y sus editoriales fuesen invitados para la Feria Internacional del Libro de La Serena, ésa fue la primera oportunidad en que se censuró El libro del mar.

Hubo dos instancias de censura: una fue la Feria del Libro de La Serena de 2016 y posteriormente, en 2017, en el marco de un contexto pedagógico en el colegio Carlos Condell.

C.: Usted dijo que tuvo problemas con la Policía, ¿fue por repartir El libro del mar?
A.O.A.: Viví en carne propia lo desacertado que fue de parte del Estado chileno criminalizar El libro del mar y su contacto con los chilenos.
Si bien hay mucha voluntad en el mundo académico, popular, en las organizaciones sociales por conocer El libro del mar, el hecho ha sido muy complejo porque pasa a ser de carácter delictivo cuando hay amenazas, pinchazos telefónicos, con la seria intención de hacerlo aparecer a uno como en la operación de un aparato comunicacional a favor de la demanda marítima boliviana.

Además, la principal persecución que se dio a El libro del mar se vivió con el gobierno de Michelle Bachelet y su conglomerado político.

Cuando pasaba la frontera les dije que era un chileno patriota, que iba a cruzar la cordillera y solicitar asilo y protección, porque el estado de derecho chileno en este momento está cuestionado, y es lo que está viviendo el pueblo chileno con una Policía represiva, que no se veía desde los tiempos de la dictadura; un actuar muy violento con los movimientos sociales. Lo mío es un hecho puntual. En marzo me vi en la imposibilidad de volver a trabajar como monitor de mis talleres de comunicación y retomar mi trabajo.

C.: ¿Cuál es su situación legal?
A.O.A.: En estos momentos soy un solicitante de asilo político. Había una voluntad de las instituciones del Estado para facilitar mi llegada a Bolivia, y luego brindarme la seguridad y respaldo para dar los pasos, y poder establecerme con un estatus de asilo humanitario.

Eso se tiene que dirimir, tomará su tiempo, soy respetuoso de las instituciones y agradezco el apoyo transversal que recibí desde el Senado (agradeció las gestiones que hizo el presidente José Alberto Gonzales).

Todo se inició cuando le envié una carta al hermano presidente Evo Morales en la que le requerí ayuda humanitaria.

C.: ¿Cuál es el sentimiento que tiene ahora?
A.O.A.: Siento mayor estabilidad que me permite respirar con mucha más soltura a sabiendas de que mi familia está bien (allá en Chile), entiendo que en este caso el Reino de Bélgica les brindará su apoyo, dado que mis hijos tienen doble nacionalidad por el legado de su madre.

Me han dado garantías por parte de ellos (de las autoridades chilenas).

Desde que salí no tuve contacto con ellos, pero cuando salí de mi país emplacé a las autoridades de Carabineros para que dieran una explicación de por qué se intentó poner un audio pinchado de una conversación con mi hija en un proceso judicial en el que se me endosaba ser parte de un aparato de comunicación ilegal. No hubo respuesta a eso ni del Ministerio del Interior ni de la Policía.

C.: ¿Pasó la frontera sin problemas?
A.O.A.: Sin inconvenientes, y eso gracias a las gestiones que realicé llegando al Consulado de Bolivia en Arica; posteriormente mi traslado fue expedito hacia La Paz. Aquí estamos ahora.

C.: ¿Ésta será la segunda etapa en su vida?
A.O.A.: Me ha cambiado la vida, pero creo que este desafío no amilana las ganas de apostar por un proceso que está viviendo Bolivia, en su conjunto como pueblo. Mi vínculo con el pueblo boliviano siempre ha sido muy sano en el sentido horizontal y de frente, no puedo negar que desde lo particular de mi persona está la convicción de apoyar el legítimo derecho del pueblo boliviano a una salida al mar.

C.: ¿Cuál es su relación con el pueblo boliviano?
A.O.A.: Mis abuelos (relató que es de la tercera generación mapuche) me han heredado ese espíritu de lucha y solidaridad. En la actualidad mi pueblo reivindica la liberación de tierras usurpadas por el Estado chileno.

En esa perspectiva, hay hermanamiento entre ambas demandas que son legítimas, Bolivia por el mar y mi pueblo por su liberación. Es hora de actuar cuando tenemos un mundo en el que están cambiando los paradigmas; en Sudáfrica, por ejemplo, se han recuperado las tierras usurpadas por los blancos.

Ahora, estamos con el pueblo mapuche para que se reconozca su autonomía y se aspire a que en Chile haya una visión para trabajar junto a los movimientos sociales.

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